La experiencia de Lucio Ríos como vicepresidente de Minera Tintaya entre 1995 y 2006 le permitió vivir de cerca una cultura organizacional centrada en el trabajo en equipo. Esta visión incorpora valores fundamentales como la seguridad industrial, la conservación ambiental y el desarrollo de relaciones comunitarias. En ese contexto, Ríos impulsó políticas de desarrollo sostenible, en un momento crucial para la responsabilidad social empresarial en el país.
Lucio Ríos define las Relaciones Comunitarias como la interacción entre una empresa y las comunidades donde desarrolla sus actividades. Este proceso busca generar confianza y consenso para permitir tanto el avance del proyecto empresarial como el desarrollo social de las comunidades. Ríos enfatiza que no se trata solo de obtener una licencia social, sino de fomentar un desarrollo paralelo entre la mina y la comunidad.
El concepto de Relaciones Comunitarias en el Perú comenzó a desarrollarse hace 30 años. Por ejemplo, en Minera Tintaya, desde 1981 se creó un área dedicada a la compra de tierras y la reubicación de poblaciones. Sin embargo, fue en los años 90 cuando este enfoque cobró fuerza, debido al auge de la inversión privada y las crecientes expectativas de las comunidades. Este periodo marcó un aumento en los conflictos sociales derivados de reclamos históricos, lo que impulsó a las empresas a estructurar áreas más robustas para gestionar estas relaciones.
A inicios de los 2000, Minera Tintaya reestructuró su área de Relaciones Comunitarias, transformándola en una Gerencia de Desarrollo Social. Este cambio permitió formar equipos interdisciplinarios con sociólogos, educadores e ingenieros agrónomos, entre otros. Sin embargo, la conflictividad social obligó a la empresa a asumir un rol reactivo, enfocándose en la resolución de problemas inmediatos en lugar de trabajar en proyectos de desarrollo sostenible.
Para abordar esta situación, se creó la Fundación Tintaya en 2001, diseñada para desarrollar proyectos de desarrollo social a corto, mediano y largo plazo, desvinculándolos de los conflictos diarios. Este enfoque paralelo ayudó a la empresa a manejar simultáneamente los conflictos y el desarrollo.
En 2001, Minera Tintaya implementó un proceso de diálogo con las comunidades para resolver conflictos sociales. La Mesa de Diálogo de Tintaya se convirtió en un referente de concertación, promoviendo soluciones consensuadas y fortaleciendo la confianza entre las partes. Posteriormente, esta experiencia se replicó a nivel provincial, llevando a la firma de un convenio marco en 2003 que estableció lineamientos para el desarrollo conjunto de la provincia de Espinar y la actividad minera.
Lucio Ríos destaca que el desarrollo sostenible no es viable sin una comunicación efectiva. La comunicación es clave para construir confianza desde el primer contacto entre la empresa y las comunidades. Además, resalta que esta debe ser un proceso continuo, que integre actitudes de respeto y empática, evitando actitudes de soberbia y promoviendo un equilibrio en las relaciones asimétricas.
Según Ríos, los profesionales en Relaciones Comunitarias deben tener una visión minera, comprensión de la realidad social, y capacidad para generar empatía con las comunidades. Estas habilidades deben complementarse con un enfoque intercultural que permita superar barreras sociales y culturales. Además, la integración de equipos interdisciplinarios con participación local es fundamental para garantizar un desarrollo conjunto.
Ríos concluye que, aunque se han logrado avances significativos, el sector minero aún enfrenta retos en la gestión social. Destaca que el desarrollo conjunto debe ser una prioridad, y que el aprendizaje continuo y la adaptación a las innovaciones sociales son esenciales para seguir progresando.
El compromiso con el desarrollo sostenible y una comunicación efectiva son pilares fundamentales para construir relaciones comunitarias sólidas y garantizar el éxito de los proyectos mineros.
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