Las épocas de crisis económicas han sido escenarios en los que las empresas realizan análisis profundos para encontrar estrategias que les permitan minimizar los efectos negativos que pueden perjudicar los resultados empresariales esperados.
Por otro lado, estas crisis también representan oportunidades, generalmente desaprovechadas, para obtener ventajas competitivas y mejorar el posicionamiento en el mercado.
En este contexto de incertidumbre, la falta de acciones estratégicas o la toma de decisiones apresuradas pueden generar desacuerdos y desórdenes que incrementan los riesgos y afectan directamente los resultados empresariales.
Aunque mucho se ha escrito sobre estas situaciones, es importante reconocer la relevancia de los recursos en los que las empresas invierten para alcanzar niveles óptimos de eficiencia y eficacia, especialmente en tiempos difíciles. Entre estos recursos, el más valioso es el recurso humano, aunque con frecuencia es el menos reconocido y estimulado.
Muchos empresarios priorizan a los clientes o a ellos mismos como clave para los resultados empresariales, pero pocas veces reflexionan sobre los efectos de un maltrato o la desmotivación hacia los trabajadores.
Trabajadores idóneos y motivados generan mejores experiencias para los clientes, quienes regresan y, a su vez, incrementan la satisfacción de los accionistas. El buen trato hacia los empleados mejora el clima laboral, fomenta el trabajo en equipo, optimiza procesos y reduce costos operativos. Todo esto contribuye directamente a mejores resultados empresariales, tanto financieros como no financieros.
Está demostrado que el buen desempeño de los trabajadores impacta positivamente en el éxito de una organización. Sin embargo, no basta con evaluar sus aptitudes y experiencia; son sus actitudes las que marcan una diferencia crucial al interactuar con clientes internos y externos. Invertir en el desarrollo y valoración del recurso humano genera resultados empresariales sorprendentes y sostenibles.
Peter F. Drucker, considerado el padre del management, destacó: “Si tu empresa gana dinero, duplica en capacitación, y si pierde dinero, cuadruplica en capacitación”. A pesar de esto, muchas empresas recortan personal, reducen la formación y sobrecargan a su equipo en busca de ahorrar costos. Estas decisiones solo agravan la situación, generando desmotivación, pérdida de talento y daño a la reputación organizacional.
¿Está su empresa valorando y gestionando de manera adecuada a sus recursos humanos? Invertir en el bienestar y desarrollo del personal no solo mejora el ambiente laboral, sino que también se traduce en beneficios económicos y resultados empresariales que superan las expectativas. La clave está en reconocer que el éxito corporativo comienza por quienes son el motor de la organización: sus trabajadores.
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