Existe una frase muy ilustrativa: “Los proyectos no fallan al final, sino al principio”.
Cuando reflexionamos sobre esta afirmación, es inevitable pensar en los requerimientos de los proyectos y en la poca atención que suelen recibir. A nivel personal, considero que los requerimientos son la piedra angular de cualquier proyecto; son clave para una exitosa gestión del alcance y el punto de partida de toda planificación.
Una vez que se detecta una necesidad, el siguiente paso es definir “cómo” satisfacerla, y la respuesta a menudo se materializa en un proyecto. Pero, ¿realmente tenemos claridad sobre los requerimientos que este proyecto necesita? ¿Sabemos con certeza cuál será el producto, servicio o resultado que se espera del proyecto?
Para entender la relevancia de los requerimientos en los proyectos, podemos analizar el caso de BlackBerry, el primer smartphone que marcó un hito en el mercado. Al inicio, la definición de requerimientos fue acertada: un teléfono que permitiera navegar por internet, recibir correos con archivos adjuntos, tomar fotografías y enviarlas de inmediato por mail. El objetivo era claro: ofrecer portabilidad a los ejecutivos y extender la funcionalidad de su computador a un dispositivo móvil.
Sin embargo, con la llegada del iPhone y otros smartphones, BlackBerry sucumbió en participación de mercado. ¿Qué falló en este proyecto? La respuesta podría estar en la falta de visión sobre nuevos requerimientos que los usuarios demandaban, como:
Abrir y editar archivos para dar respuestas inmediatas.
Editar fotografías directamente desde el dispositivo.
Navegación fácil y fluida por internet.
Integración con juegos, listas de música, videos y redes sociales.
Además, BlackBerry no logró identificar a uno de sus clientes más relevantes: los ejecutivos jóvenes, recién titulados y con un estilo de vida conectado. Otras marcas entendieron estos requerimientos y aprovecharon la oportunidad incorporando una amplia gama de aplicaciones (Apps) que revolucionaron la experiencia del usuario.
Cuando los proyectos no logran visualizar o captar los requerimientos del cliente, incluso por desconocimiento y no por mala intención, se pierde la dirección del producto, servicio o resultado deseado.
Si los requerimientos no se expresan de forma clara y precisa al inicio del proyecto, es como navegar a la deriva, sin un puerto definido, sin saber qué nos espera al llegar ni qué se espera de nosotros. En otras palabras, un proyecto sin requerimientos es como iniciar un viaje en aguas tormentosas, sin carta de navegación ni instrumentos. Esto llevará a invertir tiempo, recursos y esfuerzo, con un alto riesgo de no alcanzar los objetivos.
La experiencia nos enseña que un proyecto exitoso requiere definir los requerimientos con el cliente desde el principio. Al hacerlo, evitamos desviaciones, maximizamos resultados y entregamos el producto o servicio que el cliente realmente necesita.
Por tanto, los requerimientos no deben subestimarse. Son la guía indispensable para asegurar que todo proyecto zarpe con rumbo firme, alcanzando el puerto deseado con éxito y satisfacción del cliente.
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-Compartir Igual 3.0 Unported.