La trazabilidad alimentaria es un sistema que permite rastrear y documentar el recorrido de un alimento desde su origen hasta su destino final, ya sea en el punto de venta o en el consumidor. Este proceso implica el seguimiento de cada etapa de la cadena alimentaria, desde la producción y la cosecha, pasando por el procesamiento y distribución, hasta el almacenamiento y consumo.
La trazabilidad es esencial para garantizar la seguridad alimentaria y la calidad de los productos, permitiendo identificar rápidamente el origen de cualquier problema relacionado con la salud pública, como la contaminación o enfermedades transmitidas por alimentos. En caso de un brote de enfermedad, por ejemplo, un sistema de trazabilidad eficiente permite retirar productos contaminados de manera rápida y efectiva, protegiendo la salud de los consumidores.
En la práctica, la trazabilidad alimentaria se basa en el uso de tecnologías como códigos de barras, sistemas de gestión de base de datos y sensores de monitoreo, que ayudan a recolectar, almacenar y transmitir información sobre los alimentos a lo largo de la cadena de suministro. Además, cumple con normativas internacionales como las establecidas por la FAO y la OMS para asegurar la transparencia y confianza en el comercio de productos alimentarios.