Implantar y certificar un sistema de gestión ISO de forma útil, rentable y sostenible debería ser la regla y no la excepción, además de ser una práctica posible en cualquier tipo de organización, ya sea pública o privada, de gran, mediana o micro empresa o de producción de productos o de prestación de servicios. Sin embargo, la realidad demuestra que la utilidad, la rentabilidad y la sostenibilidad de una certificación del tipo ISO 9001:2008, ISO 14001:2004 u OHSAS 18001:2007, se ven del todo comprometidas por las decisiones tomadas en cinco momentos clave:
1. La elección del estándar a certificar.
2. La elección de la empresa consultora.
3. El diseño del sistema de gestión.
4. La elección de la entidad de certificación.
5. El estilo de mantenimiento del sistema de gestión.
1. Elección del estándar a certificar.- Se puede perder rentabilidad si no se reflexiona sobre el estándar más adecuado para su empresa. Evalúe de acuerdo a su estrategia comercial, respondiéndose: ¿hacia qué mercados me dirijo? ¿Qué estándar reconoce o exige mi mercado objetivo? ¿Cuál es el enfoque y objeto del estándar? ¿Están este enfoque y objeto alineados con mi actividad, misión, visión y valores? Piense en el que conviene a su organización no en el que eligió una empresa conocida a la que supuestamente le fue bien. Es decir, “elija su estándar, no el de su vecino”.
2. Elección de la empresa consultora.- Elija un equipo de profesionales que domine la norma de referencia y que sea capaz de demostrar que la aplica con creatividad. Además de precios y marcas, compare las hojas de vida de las personas específicas que contrata dentro de la consultora. Evite consultores que no guarden independencia con los procesos de certificación, o su certificación perderá uno de sus principales valores; el prestigio y reconocimiento de su certificado ante terceros. Es decir, “lo barato suele salir caro”.
3. Diseño del sistema de gestión.- Los estándares del tipo ISO 9001:2008 definen requisitos (“qué”) pero no “cómo” implementar dichos requisitos. Por ello, la rentabilidad, utilidad y sostenibilidad del diseño de un sistema de gestión de calidad dependen de la capacidad del consultor de adaptar el estándar a la organización, no viceversa. No cabe duda que la productividad y aumento de la competitividad conseguida tras una implantación y certificación ISO están sujetos a su diseño.
4. Elección de la entidad de certificación.- al igual que en el caso de la consultora, el precio (o el dinero que una certificadora invierta en publicidad) no debe ser lo único determinante. Evite certificadoras que hacen de “juez y parte”, es decir, que hacen de consultores y auditores con la misma marca, o con marcas vinculadas. Además, solicite la hoja de vida de los auditores. Exija acreditación para su certificado. Pero sobretodo, exija auditorías integradas para ahorrar costes económicos y de tiempo, minimizando los tiempos de auditoria de certificación, seguimiento y renovación.
5. Estilo de mantenimiento del sistema de gestión.- se puede decir que la clave de reducción de costos procede de la contratación de profesionales externos por tiempo definido. Sin cargas laborales extraordinarias, y contando con know how de primer nivel, se puede mantener un sistema de gestión como anunciábamos en el titular de este artículo, de forma rentable, útil y sostenible en el tiempo.
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